El
psicólogo y pedagogo estadounidense Jerome Bruner desarrolló en la década de
los 60 una teoría del aprendizaje de índole constructivista, conocida como
aprendizaje por descubrimiento o aprendizaje heurístico. La característica
principal de esta teoría es que promueve que el alumno (aprendiente) adquiera
los conocimientos por sí mismo.
Esta
forma de entender la educación implica un cambio de paradigma en los métodos
educativos más tradicionales, puesto que los contenidos no se deben mostrar en
su forma final, sino que han de ser descubiertos progresivamente por los
alumnos y alumnas.
En
este tipo de aprendizaje es el propio sujeto el arquitecto de sus aprendizajes,
el profesor no presenta la actividad de una manera concluida, sino que da a
conocer las metas u objetivos de ésta, el docente sólo será el mediador y
entregará las herramientas suficientes para que los estudiantes sean los
investigadores y creadores de sus conocimientos.
El descubrimiento en acción
Una
estrategia inductiva requiere del pensamiento inductivo por parte de los
estudiantes. Bruner sugiere que los maestros pueden fomentar este tipo de
pensamiento, alentando a los estudiantes a hacer especulaciones basadas en
evidencias incompletas y luego confirmarlas o desecharlas con una investigación
sistemática (Bruner, 1960). La investigación podría resultarles mucho más
interesante que lo usual, ya que son sus propias especulaciones las que están a
juicio.
Por tanto, en el aprendizaje por
descubrimiento de Bruner, el maestro organiza la clase de manera que los
estudiantes aprendan a través de su participación activa. Usualmente, se hace
una distinción entre el aprendizaje por descubrimiento, donde los estudiantes
trabajan en buena medida por su parte y el descubrimiento guiado en el
que el maestro proporciona su dirección. El maestro proporciona los materiales
apropiados, alienta a los estudiantes para que hagan observaciones, elaboren
hipótesis y comprueben los resultados.
Para resolver problemas, los estudiantes
deben emplear tanto el pensamiento intuitivo como el analítico. El maestro guía
el descubrimiento con preguntas dirigidas. También proporciona
retroalimentación acerca de la dirección que toman las actividades. La
retroalimentación debe ser dada en el momento óptimo, cuando los estudiantes
pueden considerarla para revisar su abordaje o como un estímulo para continuar
en la dirección que han escogido
Bruner
sostiene que una teoría de la instrucción debe tratar cuatro aspectos
importantes:
1. Predisposición para aprender
2. Las maneras en las cuales un cuerpo del
conocimiento puede ser estructurado para poderlo agarrar lo más fácilmente
posible por el principiante;
3. Las secuencias más eficaces para
presentar el material;
4. La naturaleza y el establecimiento del
paso de recompensas y de castigos.
Los
buenos métodos para estructurar conocimiento deben dar lugar a la simplificación,
a generar nuevos asuntos, y a aumentar la manipulación de la información.
Tres
Principios
1. La instrucción se debe referir a las
experiencias y a los contextos que hacen al estudiante dispuesto y capaz de
aprender (preparación).
2. La instrucción debe ser estructurada
para poderla agarrar fácilmente por el estudiante (organización espiral).
3. La instrucción se debe diseñar para
facilitar la extrapolación y o para completar los boquetes (que van más allá de
la información dada).
Su
enfoque se dirige a favorecer capacidades y habilidades para la expresión
verbal y escrita, la imaginación, la representación mental, la solución de
problemas y la flexibilidad metal.
El concepto de desarrollo intelectual de Bruner.
Para Bruner el desarrollo humano, el aprendizaje y la instrucción forman una unidad interdependiente. Esto significa que, si el educador desea aprovechar el potencial mental de sus estudiantes, debe planear su instrucción de modo que favorezca la flexibilidad mental que caracteriza el desarrollo intelectual.
a. Patrones de crecimiento:
Bruner describe el crecimiento intelectual y psicológico del estudiante de
acuerdo con ciertos patrones, en los que toma en cuenta la relación estímulo-
respuesta, la interiorización y codificación de la información por parte del
sujeto y la capacidad de expresar sus ideas y deseos.
b. El
papel del tutor en el desarrollo intelectual:
Bruner
señala la importancia de una interacción sistemática y permanente entre el
educando y el maestro o tutor, así como con sus compañeros, para facilitar el
desarrollo intelectual. Esta debe ser una relación de respeto mutuo,
comunicación, diálogo y disposición para el proceso de enseñanza aprendizaje.
c. Los
sistemas de representación mental: el inactivo, el icónico y el simbólico:
Representación
mental: Se trata de un sistema o conjunto de reglas mediante las cuales se
puede conservar aquello experimentado en diferentes acontecimientos.
- En
activo: conocer algo por medio de la acción.
-
Icónico: por medio de un dibujo o una imagen.
-
Simbólico: se emplean símbolos, como el lenguaje.
El
desarrollo supone un dominio de estas tres formas de representación y su
traducción parcial de un sistema a otro.
Bruner
considera que los estudiantes deben aprender a través de un descubrimiento
guiado que tiene lugar durante una exploración motivada por la curiosidad. Por
lo tanto, la labor del profesor no es explicar uno contenidos acabados, con un
principio y un final muy claros, sino que debe proporcionar el material
adecuado para estimular a sus alumnos mediante estrategias de observación,
comparación, análisis de semejanzas y diferencias, etc.
fuentes de consulta:
http://bibliotecadigital.academia.cl/jspui/bitstream/123456789/2682/1/TPEDIF%2024.pdf
https://www.feandalucia.ccoo.es/docu/p5sd8629.pdf
MÉNDEZ,
Z. (2010). Aprendizaje y Cognición. San José, Costa Rica. Editorial: EUNED,
sexta reimpresión
hola
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